24 marzo, 2011

Mila.

Hay días, como hoy, que me encuentro muy muy triste.

Estoy triste porque no comprendo la maldad humana.

Me he aburrido ya de decir que cada día que pasa me avergüenzo más de pertenecer a esta especie cruel que no aporta al mundo más que destrucción e inquina.

Hoy en las noticias conocía el caso de Mila.


Mila es una perrita encontrada en Servia bajo un coche con las cuatro patas amputadas. Llevaba ya siete días sin comer ni beber. Padecía neumonía, detectaron bacterias en su sangre y presentaba signos de deshidratación e inanición. Todo apunta a que esta terrible maldad la cometieron varias personas y que luego arrojaron al animal bajo un coche para que muriera.

¿Qué es lo que pasa por la cabeza de bastardos de este tipo en esos momentos? Mi imaginación no llega tan lejos.

Ahora científicos valencianos pretenden hacer unas prótesis para que Mila pueda volver a caminar.

Todavía quedan muchas Milas. Animales anónimos que nunca recibirán ayuda, morirán en cunetas y descampados después de recibir palizas, amputaciones, pedradas y todos los malos tratos que la mente humana sea capaz de imaginar

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